Detrás del Telón

Sujeto #25, 675, 987

Estado: Bajo estricta observación desde hace 0.012 segundos (1,302 días mentales).

Razón de la Observación: Error 011 (CSRU: Contaminación del Sistema de Realidad Única).

Pronóstico: Incierto. Sujeto muy inteligente pero demasiado aferrado a sus sentidos primitivos.

Intervención: Muy probable. Ya se envió el reporte junto con el resumen representativo del periodo de observación, el cual se encuentra a continuación.

Camina por la cubierta de madera de su pequeño velero negro. Las velas blancas brillan con el sol del mediodía, y la cubierta se siente caliente bajo sus pies. Saca la champaña helada para descorcharla y llena la champañera dorada con agua de mar, para proceder a desparramarla por donde está caminando, hace esto 3 veces en total. Siente como el sol quema deliciosamente sus cachetes, nariz, su pecho y hombros. Sumerge su gorra blanca en el agua hasta empaparla y la usa para refrescar su hirviente pelo negro. El agua comienza a correr por su cara, hombros y espalda, aliviándolo un poco del calor. La leve brisa tropical que sopla hace aun más placentero el efecto del agua sobre su cuerpo.

Su copa ya está vacía, así que la vuelve a llenar, agarra un queso manchego y una rebanada de jamón serrano de la tabla de picar y se vuelve a sentar en la silla de pescar mirando el horizonte, y saboreando la mezcla de sabores en su boca. Toda su atención se dirige al sonido del mar y el muy suave ronroneo que hacen las pequeñísimas olas al chocar contra su pequeño velero negro. Toma unos tragos de su champaña helada, mientras su vista comienza a perderse donde el celeste claro del cielo sin nubes se confunde con el turquesa del tranquilo mar.

Se encuentra en su realidad, en su oficina, su cubículo. Siente el olor del café barato que se sirven los demás en la cocina a solo unos pasos de su puesto. El aire acondicionado no funciona, así que lo agobia no solo el intenso calor del verano, si no también el sonido del pequeño abanico portátil rebotando contra las paredes de su enano cubículo. Todo esto lo comienza a volver loco. Se había quedado dormido, y las 2 de la tarde se habían convertido en las 4. Todavía tenía más de 50 informes por procesar, y ahora se los tendría que llevar a su casa. Se para, va a la cocina, y le pregunta al tipo que se sienta detrás de él que porque no lo había despertado, a lo que este le responde que no es su nana, y que todos los días es la misma historia, que deje de meterse drogas, que se tome algo para el insomnio o compre café colombiano si el de la oficina no le gusta. Vete al carajo, le responde él.

6 de la tarde. 34 informes en su maletín. Oscuras y solitarias escaleras del viejo edificio del Banco Atlántico. Un bus lleno de gente sudada y cansada. Lluvia mezclándose con los últimos rayos de sol y la húmeda oscuridad que comienza a arropar la ciudad. Su apartamento a dos calles del barrio chino. Planta de tomates muerta. Cocina sucia. Cama deshecha. Olor a hierba. Ceniceros desbordándose. Botellas de vino vacías puestas en fila sobre la repisa a punto de colapsar encima del televisor. 3 libros abandonados en su mesa de noche. 10 de la noche. 25 informes procesados y 9 por terminar. Cama.

Recuerda despertar en una moderna cabaña de madera y hierro en el norte de Indonesia. Ubicada en la punta de una montaña, cuya falda era adornada por un enorme lago azul. El agua del lago estaba teñida por el reflejo distorsionado del sol, cuyos rayos no tienen éxito en penetrar las densas nubes blancas que por la noche no lo dejaron ver las estrellas. Menos de un kilometro a la derecha de la cabaña se encuentra un volcán altísimo, por las tardes su sombra refresca el lago y su cabaña. A la izquierda y a pocos kilómetros un pueblo de cuatro mil habitantes. Sabanas blancas de lino, olor a incienso y una brisa fresca que entra en el momento justo en que se estira y bosteza recibiendo el día. Una hermosa mujer a su lado, la besa y siente el dulce sabor de sus labios carnosos, su aliento es una mezcla particular de un único sabor a sexo y café que le dan la bienvenida al paraíso. Es una mujer exótica de rasgos finos y piel trigueña que lo ha puesto a alucinar por días.

A pesar de que hay un tren que pasa por la base de la montaña y para en el pueblo, el decide caminar y aprovechar el hermoso día que hace. Una caminata de no más de una hora. A mitad del camino el cielo se nubla repentinamente y se escucha lo que parecen bombas a lo lejos, no sabe de que dirección vienen pero decide por intuición ver hacia el volcán detrás de ellos, un humo negro sale de su cráter y el suelo comienza a temblar. Comienzan a correr y después de diez minutos de estallidos y una lluvia de cenizas logran ver el pueblo a una corta distancia cruzando un puente sobre un rio. Un fuertísimo estallido lo hace volver a mirar para atrás, lo que viene ahora podría fácilmente matarlos. Rocas de lava desde el tamaño de cocos hasta el tamaño de carros comienzan a cruzar el cielo, empiezan a caer muy cerca de ellos pero el solo sentía una adrenalina infernal, no miedo, su corazón a mil por hora y su cabeza activada como nunca antes. Se sentía una hormiga escapando de la extinción pero la lucha era agradable. Si moría o no le daba igual.

Obviamente no murió porque a las 10 de la mañana su jefe lo llamaba, haciéndole levantar su cabeza de los informes sin terminar y ahora babeados. Se arregla el pelo y ajusta la corbata y va adonde su jefe. Este le pregunta si ya tiene los papeles listos y luego de su sincera respuesta le recuerda que es la quinta vez en menos de 3 meses que le pasa lo mismo, ya se estaba hartando de su incompetencia. Los termina al mediodía, los entrega y se retira con una excusa barata.

Bus. Casa. Cama. Televisión. Vino y marihuana.

No registramos movimiento intencional ni sincero en la actividad de su Realidad Única, al parecer esta funcionando en automático. Seria una lastima que se perdiera porque era de los soñadores, de los pocos que aún quedan. Aunque son tantos los que se pierden últimamente, y cada vez mas jóvenes… Lo que más me sorprende es que supuestamente están evolucionando pero no veo más que sueños muertos por doquier, desparramados en bares oscuros y humedo que huelen a cerveza seca. ¿Qué pasó con aquel hombre del renacimiento de hace algunos instantes? ¿Quién les está quitando la esperanza, la iniciativa, las ganas de lucha, y sobre todo las ansias de encontrar la verdad?

Vamos a intervenir, yo creo que uno que se salve puede ser el ejemplo para los demás.
Te están mirando, eres el centro de atención, el eje de todo lo que existe, apenas miras a tu derecha las cosas se materializan, giras y aquello que veías se desvanece y lo remplaza un oscuro vacío. Intentas hacer eso con estas personas que te observan pero aunque escapen a tu mirada ahí siguen, y sus miradas te persiguen sin poder escapar. Los reconoces pero no sabes quienes son, solo sabes que los has visto antes y tienes el escalofriante sentimiento de que siempre han estado ahi. Con su mirada, ni siquiera eso, con su sola presencia te están diciendo algo. Te sientes culpable, te sientes regañado, te sientes en peligro. “¿Qué estás haciendo acá?” te preguntan todos a la vez pero sin siquiera abrir sus bocas, permanecían mirándote fijamente, juzgándote con una seriedad inexplicable. Les dices que no sabes que está pasando, que tú no perteneces a ese lugar y quieres irte.

Intentas moverte pero no puedes, no tienes control. No tienes idea de lo que estás haciendo ahí, sabes que no eres de ahí pero tampoco recuerdas de dónde vienes. Les dices que lamentas cualquier cosa mala que hubieses hecho, sea lo que sea fue sin querer. Sientes como todo tu cuerpo está fijado desde cada uno de sus átomos a otra cosa, todo tu cuerpo encajado con todo lo demás como piezas de un rompecabezas que no puedes desarmar. “Estas detrás del telón.” - te dicen - esta vez no los estabas viendo, mirabas hacia el piso, veías como todo parecía vibrar, pero sabias que sus voces venia de tu propia cabeza, es tu propia voz, es como si te hablaran por telepatía.

Tu sueño está a un par de días de ser destruido, sabemos que has estado soñando y disfrutas más de aquello sobre lo que no tienes control alguno que sobre el sueño que te pertenece. Aquello que ves cuando duermes no es mas que una realidad alterna, son caminos que hubieses alcanzado si hubieses tomado una decisión distinta en algún momento de tu vida. Esto no muchos lo entienden, así como nadie termina de creer que están del lado del telón donde se llevan a cabo los espectáculos en los cuales cada uno es el protagonista mientras así lo deseen. Tú has dejado de escribir el guion. Estas dejando que tu espíritu débil se convierta en tu destino. Si quitamos la pausa y dejamos que pasen los años, tu vida correrá en automático, el control que has dejado de tener en estos últimos casi cuatro años solo se copiara al resto de tu vida y tus decisiones serán una consecuencia de tu actual manera de pensar y de lo que has acostumbrado a tu carácter. Veras toda tu vida como un sueño de atrás hacia adelante y la ultima imagen que veras será una lapida, no será nada agradable porque soñaras por el resto de la eternidad en los miles de caminos que pudiste recorrer, despertando siempre en tu cubículo, y con la sensación de estar tan cerca pero a la vez tan lejos de todo lo que siempre quisiste tener, un verdadero martirio. Te dejaremos regresar al escenario, no lo arruines, es la última oportunidad para que esta escena, tú escena, salga a la perfección.

Me desperté de ese extraño sueño con lágrimas en los ojos y la piel erizada. Algo en mi había cambiado, me había sentido tan cerca de la muerte que era imposible olvidar aquel sueño. Ordené mi pequeño apartamento, fui a mi oficina y renuncié, no sin antes de irme decirle a mi jefe que algunos de los informes estaban babeados, no lo tomo con el mismo humor con el que yo se lo dije.

Del sueño venimos y a él siempre regresamos. Algún día esta vida que por obra de alguna ilusión parece tan larga no será más que otro sueño que no podremos controlar, ¿te gustará el sueño que soñarás entonces?

“La vida y los sueños son páginas de un mismo libro.” – Schopenhauer 

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