El Canje

Me levanté con la clásica resaca de todos los días, la había intercambiado por dos páginas de palabras que seguramente nadie comprendería y que en el mercado de la literatura de bolsillo valen menos de lo que me costaron las cervezas que me tome la noche anterior.

Busqué el periódico en la entrada de mi apartamento. Proseguí con la misma rutina de los últimos 3 días: buscar en los clasificados un carro de segunda que se ajustara a mi apretado presupuesto. “Civic ‘01 inmaculado” “Yaris ’04 en perfecto estado” “Nissan Almera ‘05, remate por mudanza” “Vida del año ‘81, algunos golpes pero nada grave, cuenta bancaria importante, canjeo por una vida soñada”. Iría a la calle de Civic a Yaris y de Yaris a Almera para terminar volviendo a mi casa sin carro, misma historia de todos los días, nada valía la pena. 

Espérate. Eso no es un carro. ¿Vida del año ‘81? Llamaré a este tipo, al menos quizá pueda sacar una historia de esta locura.

Llamé al tipo mientras recogía las botellas de cerveza vacías de mi cuarto, había mojado la mitad de mi libro de derecho penal y tenía examen en 2 días, carajo. Me contestó una voz un poco chillona y muy cortés. Quedamos en encontrarnos ese mismo día a las 6 de la tarde en un café de la calle Villamonte.

El Sr. Estévez era 8 años mayor que yo. Había logrado acumular una pequeña fortuna en sus 7 años de ejercer la abogacía. Usando los contactos de su papá había trabajado con gente involucrada desde la política hasta el narcotráfico, me lo contó todo sin pelos en la lengua.

– Estamos aquí por mi anuncio en los clasificados, así que cuéntame un poco de tu vida a ver si llegamos a un acuerdo – me dijo luego de tomarse unos cuantos sorbos de su expreso. –

– Pues mi vida no es nada especial, estoy estudiando leyes pero eso no me interesa en lo absoluto, mi pasión es la escritura, aunque eso no va muy bien y el futuro por ese camino se ve cada vez menos real, es un sueño que creo que jamás lograré realizar. –

Me ofreció entregarme su vida a cambio de la mía. Una cuenta con 2 millones de dólares, un apartamento de 400m2 y un carro de $70,000 como intercambio por mi pequeño apartamento de 65m2 y deudas de la luz y agua. También se llevaría mi dolorosa pasión por la escritura. Acepté sin vacilar, al día siguiente amanecí en un apartamento con vista al mar y un carrazo en el garaje.

Año tras año ocupé su puesto en la firma, cada año parecía envejecer tres, a los cuarenta parecía de sesenta. Él por su lado intentó sacarle jugo a su nueva pasión, intentando escribir la obra maestra que yo nunca alcancé a terminar.

A los 42, harto de mi vida de lujos superficiales y un trabajo insípido alquilé un cuarto en un hotel 5 estrellas y pedí una botella de Johnnie Walker. En la mesa de noche había un libro ganador de 3 premios de literatura: “La Aventura de un Canje” por Luis Estévez. Esa noche me perdí en el libro que pude haber escrito y cada trago que bebí revivía dolorosos recuerdos de la decisión tomada hace más de veinte años.

Comentarios

  1. Me encanta. ¿Cuántas personas no darían su vida por tener otra sin pensar en las consecuencias?

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  2. Primera vez q entro a tu blog... me encanto sencillamente interesante...

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  3. Me encantó el cuento! Tal como el protagonista me perdí en el cuento. Simplemente no deseaba que se terminara! Aplausos! Muchos aplausos! :)

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